miércoles, 30 de abril de 2008

Catástrofe en el Mitre Express

(ver noticia en la web)

Saldo general: 44, 25 o 15 heridos (depende del canal que sintonicen)

Saldo Particular: un chichón en la cabeza

Como sabrán, aquellos que posiblemente obsesivos como yo por saber la temperatura y la hora exacta a todo momento dejan prendido TN, o que gozan de la música tipo cine catástrofe de C5N, dos trenes de la línea Mitre chocaron hoy por la tarde cerca de la estación La Lucila.

Los que me conocen, saben que a la facultad voy en colectivo o en el tren Belgrano y que el recorrido de la línea Mitre no forma parte de mi ruta habitual. Sin embargo, por esas casualidades de la vida, o del destino que de vez en cuando osa con ponerme en situaciones ridículas como para no dejarme caer en el aburrimiento extremo, yo me encontraba hoy en ese tren.

Fue ayer cuando al enterarme que hoy mi abuela (que habita en Tigre) y mi madre iban a ir juntas desde la casa de la primera al médico sito en la calle Arenales (cerca de mi facultad), que tome una decisión que cambiaría mi vida para siempre (capaz exagero). “Madre, las acompaño así veo a la abuela y de ahí después me voy a la facu”, le notifiqué felizmente a mi progenitora sin saber que la felicidad no duraría mucho.

Hace unas horas tomábamos el tren en el segundo vagón de la formación, inconscientes de todos los peligros a los que estábamos expuestas. Recuerdo que charlamos durante un par de estaciones, hasta que caí en un sueño no muy profundo. Minutos después un sonido tan fuerte y estrepitoso como el de dos trenes chocando (un momento, eran realmente dos trenes chocando), más el dolor de mi cabeza golpeando contra el caño que hay sobre el asiento, lograron despertarme para descubrir, al abrir los ojos, a mi madre que había caído de culo al suelo y evitaba con sus brazos que otro señor que también había perdido el equilibrio la aplastara. Las personas gritaban, los niños lloraban y durante un segundo todo se movía cual terremoto en Perú.

Mi instinto de supervivencia me alertó de que algo malo ocurría y me hizo pararme solo para volverme a sentar al instante siguiente por el mareo que sentí. Luego del shock inicial, todos empezamos a preguntarnos cómo nos encontrábamos y comenzamos a conjeturar sobre lo que habría ocurrido. “Fue un auto que se cruzó” dijo uno, “no, descarriló el tren” dijo otro; mientras yo, aún medio aturdida, no sabía por cual de las dos opciones decidirme.

La calma parecía querer volver lentamente, hasta que alguien notó que estábamos encerrados (efectivamente las puertas del Mitre son automáticas y por supuesto la forma manual de abrirlas no funcionaba) y empezó a gritar “¡no podemos salir!” avivando el pánico colectivo cual fuego de asado al que se le arroja kerosén. Algunos gritaban “esto es una vergüenza”, otros se lamentaban como heridos de guerra y algunos seguían intentando, sin resultado, abrir las puertas. Yo decidí sentarme, esperar, y por qué no también, victimizarme por el chichón en mi cabeza.

Horas después (en realidad fueron tan solo un par de minutos, pero no puedo con mi sensacionalismo), alguien vino a indicarnos que podíamos salir por adelante.

En el trayecto hacia la salida ví: una mujer que pedía que la dejaran salir primero porque decía tener un ataque de pánico, una señora que caminaba sostenida por otra persona no por estar herida sino en shock y un policía amable que vio mi cara de Pantriste (y escuchó a mi abuela preguntarme a los gritos si me dolía mucho el golpe) y me ofreció atentamente esperar sentada la ambulancia (a lo cual dije no).

Una vez afuera, policías, bomberos, ambulancias y un estado generalizado de indignación e incredulidad y la frase más repetida por todos los allí presentes que como yo no pierden oportunidad para ironizar: “¿¡…Y EN ESTE PAÍS QUIEREN PONER UN TREN BALA!?”.

lunes, 28 de abril de 2008

60 True Hollywood Story


Siguiendo la temática de historias sobre ruedas, lo que narraré a continuación sucede también en un colectivo...

Antes de empezar debo aclarar que, a diferencia de Ivana, el transporte en el que yo viajo es el 60 para el lado del centro, y no un colectivo de pueblo tirado por caballos y conducido por Charles Ingalls, con lo cual me resulta harto difícil cruzarme con el mismo individuo dos veces seguidas. Es así que el aburrimiento de mis viajes no se ve aminorado por flirteos con chicos de pelo corto sino por variadas intromisiones (contra mi voluntad, claro) en vidas ajenas.

Fue de esta manera, que en una de mis tantas intrusiones a lo Jorge Rial, me resultó prácticamente imposible dejar de escuchar la conversación que una pintoresca muchacha mantenía por teléfono con su novio. La cosa fue algo más o menos así:

MUCHACHA:
(marca un numero en su celular):
Hooola amor

NOVIO:
...
(soy entrometida, pero tampoco poseo capacidades extrasensoriales para adivinar lo que el novio le responde, aunque si lo puedo imaginar).

MUCHACHA:
(siempre con tono dulce, como de bebota después de haber sufrido una embolia cerebral)
¿dónde estas?

NOVIO:
...

MUCHACHA:
¿Estas en tu casa? ¿No fuiste a particular?

NOVIO:
...

MUCHACHA:
¿cómo yo donde estoy? En el colectivo, tuve un parcial

NOVIO:
...

MUCHACHA:
¿cómo no te acordas que tenía parcial? Sos un desconsiderado, ni siquiera me preguntaste como me fue tonti!

NOVIO:
...

MUCHACHA:
Ah, pero ahora no vale gordo por que te lo dije yo...Bien, creo que bien.

NOVIO:
...

MUCHACHA:
Y aparte ni siquiera me llamaste, todo el mundo me llamo para desearme suerte en el parcial menos vos (puchero)

NOVIO:
...

MUCHACHA:
¿No sos un desconsiderado? A ver decime ¿qué materia tenia que rendir hoy amor?

NOVIO:
...

MUCHACHA:
Ves? Cualquiera, esa la rendí la semana pasada tarado...

Hago un corte aquí porque la conversación se prolongó más de lo que hubiese deseado. A pesar de los reproches, el tono empalagoso cual novela brasileña del mediodía sostenido durante toda la charla, me hizo sacar una pequeña conclusión: este noviazgo llevaba a lo sumo, meses de duración.

Mi naturaleza sádica entonces, me llevó a proyectar esta misma situación en esta misma relación después de digamos, un par de años de soportarse y sufrirse mutuamente, y la cosa cambiaría un tanto así:

MUCHACHA:
Hola Roberrrrrto
(Piensa: como fue, que me conseguí un novio tan pelotudo y encima con un nombre tan feo, en que estaba pensando?)

NOVIO:
...

MUCHACHA:
¿Dónde estas? Otra ves faltaste a particular, no? Para que? Para jugar a la play otra vez con los inútiles de tus amigos????

NOVIO:
...

MUCHACHA:
En el colectivo estoy, donde voy a estar!!!!!

NOVIO:
...

MUCHACHA:
¿Cómo de donde vengo? Me estas cargando no? ¿ME ESTÁS CARGANDO TARADO? (terriblemente desquiciada) Vengo de rendir un parcial, pedazo de mogólico, me viste arrasar con todo lo que había en la heladera histérica de los nervios por este parcial y te olvidaste que hoy rendía...Ah no Roberto, sos un imbecil importante...

Mi imaginación se detuvo en ese momento gracias a un celular sonando al ritmo de los Kumbia Kings, pero luego la situación (tanto la que aconteció realmente como la fantaseada) siguió dando vueltas en mi cabeza y me llevó a obtener una hipótesis tan brillante como las ideas que tiene Silvia Suller mientras se hace la planchita:

Los hombres fueron, son y serán unos desconsiderados...

(Esperen, no me consideren una feminista sin fundamentos aún, me queda algo más por decir)

Las mujeres fuimos, somos y seremos unas grandes expertas en el arte de quemar cabezas...

Y así será hasta el fin de los tiempos: el no recordando detalles algo importantes, ella insistiendo hasta el hartazgo obsesivamente por esos pormenores nada relevantes...A menos que el termine adiestrado (respondiendo a cada frase con un “si, mi amor”) o ella se largue con uno igual de desconsiderado pero más y lindo y adinerado.

jueves, 24 de abril de 2008

Friday I´m In love!


Hace unos días volviendo de la verdulería, miré a una señora mayor paseando a su perro salchicha, y me puse a pensar en Freud (¿?). Recuerdo que el padre de la psicología se refería a la salud como la capacidad de amar y trabajar. Como me encuentro desocupada desde hace tiempo, y bien sabe Nat que en mis pagos es complicado conseguir empleo, se me ocurrió que, al ser una futura agente de salud (y para no sentirme una insalubre mental), sería bueno quizás, enamorarme. Si, así de simple lo decidí.

Tengo un amigo que dice que Nat y yo no sabemos nada del amor. Quizás tenga razón pero estamos convencidas de que esto tiene pocas posibilidades de cambiar (¿?).

Por suerte encontré en mi proceso terapéutico las causas de mi compulsión a la repetición en mi vivenciar sentimental. Sin tener conciencia, catectizaba objetos de amor errados, con una barba tal que me impedían dilucidar sus rostros y consecuentemente, su personalidad.

Mi análisis develó, que todo eso se debía a una fijación compleja, una increíble regresión a objetos arcaicos reprimidos, como Papá Noel, Karl Marx y el tío Cosa, que le quitaban flexibilidad a mi yo y me obligaban a libidinizar sujetos pseudohippies con larga cabellera, lo cual generó un grave complejo en mi cuando pasé a usar el pelo corto.

Y así, poniendo palabras a mis afectos, fue que levanté las barreras de la represión y largué mi libido al viento, para buscar nuevos objetos cuya longitud de cabello no propase a la del mío…y aunque no lo crean lo encontré.

Era un día como todos, cuando subí al bondi con las sábanas pegadas, me senté y lo vi, simplemente así. Estaba como rodeado por luces de neón que me indicaban que era el correcto. (Quizás viajamos juntos hace dos años, y nunca se me ocurrió mirarlo).

Pero estaba ahí, poniendo una por una las monedas, con su aspecto gauchesco elegante, sus ojos marrones y su pelo castaño al ras (bah! tampoco tanto).

Reconozco que tengo mis contactos (es el amigo del amigo de un amigo) y ya sé su nombre, apellido, estado civil (¡soltero!), ocupación y DNI (lo del documento es mentira), pero para preservar su intimidad, lo llamaré simplemente BB (Bondi-Boy).

Mis viajes desde entonces consisten en largas conversaciones de enamorados, porque según Lacan (o alguien que hablaba de Lacan, o alguien que hablaba de alguien que hablaba de Lacan) los enamorados se entienden con la mirada.

La modalidad es la siguiente:

Ivana:
(Mira a BB)

BB:
(Mira a Ivana)

Ivana:
(Mira a BB)

BB:
(Mira a Ivana).

El asunto es que pasaron días y días, y mi ansiedad no dejaba de subir exponencialmente, lo cual me hacía preguntarme retóricamente, si era indicado mediar simbólicamente nuestra relación.
Esto desembocó en un conflicto de intereses, entre las tres instancias de mi psiquis, el cuál podría resumirse más o menos así:

ELLO
Ivana, ¡Hablále!, ¡Decíle de una que te gusta! ¡Ponéle graffitis en cada parada de colectivo camino al trabajo! ¡Abalanzáte sobre él para besarlo!

SUPER YO
¡De ninguna manera! ¿Estás loca? ¡Vas a quedar como una ridícula, histérica, acosa-hombres! Además sabés bien que tu destino es quedarte célibe por siempre cuidando abocadamente a tus padres.

YO
¡Paren los dos! ¡Basta! ¡Dejen de exagerar! Quizás Ivana tendría que buscar alguna excusa disimulada para entablar conversación... Y súper yo, no pienses que Ivana se va a quedar cuidando a sus padres. Claro que no. Bien puede independizarse y vivir en un departamento de soltera, con un potus, un gato persa, y un enano de jardín en el balcón.

Completamente obnubilada por la guerra sin cuartel que se desataba en mi cabeza y al no contar con un aerosol o dinero suficiente para comprarme un enano de jardín, decidí mejor esperar el momento oportuno en el que pudiera hacer algo… algo así, como algo.

Fue entonces cuando BB, sacó su billetera y accidentalmente se le cayeron los pañuelos descartables del bolsillo. Impresionada al ver que ni él, ni nadie, anoticiaba tan importante acontecimiento, me digné a tomarlos con mis suaves manos, a rozar su hombro cuadrillé con mis finos dedos y a verbalizar con mi dulce voz de español neutro las palabras

Ivana
“…disculpá se te cayeron...”.
Él giró 98º, me miró, me sonrió y me dijo con su tonada de chico de “pueblo” (aunque técnicamente no vivimos en un pueblo, más bien en una ciudad mediana)

BB
“...gracias!…”.

Y esa fue la conversación más larga y profunda que tuve con él hasta entonces.

Luego de este giro copernicano que marcó la vida de ambos, no sé bien cómo es que continuará nuestra historia, nuestra historia de amor sobre ruedas.

Puede ser quizás una cuestión de tiempo, así como lo decía el gran filósofo Martin Heidegger: “El Ser y el Tiempo”.

(Y no quisiera ni nombrar esta inminente sensación ridículamente cursi, de sentir aún resonando en mis oídos, los acordes de la canción de The Cure).

miércoles, 23 de abril de 2008

Vivenciar Apocalíptico


Ayer, leyendo el post de mi estimadísima Ivana y haciéndoseme agua la boca por todas las visitas que ibamos a recibir y por nuestra inminente fama en la red, se me vino a la mente una imagen inquietante al punto de atormentar:

Imaginé por un momento este blog en la cima de la popularidad (que sería algo así como tener dos visitas por día sin contar las de nuestros familiares) y allí nosotras, embriagadas por el elixir del éxito, anunciando definitivamente nuestra separación alegando “diferencias creativas”...

No solo recree en mi cabeza el momento del aviso, donde algunas personas lloraban, otras arrojaban sus mouses por la ventana manifestando su ira, otros se tiraban de sus balcones y algunos vomitaban porque se habían contagiado algún virus...No, no fue solo eso, imaginé también toda la seguidilla de situaciones que llegarían a provocar nuestra separación y que serían tan intolerables que nos harían desear la muerte más dolorosa para nuestra co-blogger.

La realidad transcurría más o menos así:


IVANA:
Natalia basta, no podemos seguir escribiendo sobre cocina gourmet ¿no ves que ya no esta dando resultado?


NAT:
¿Pero desde cuando la cocina gourmet no da resultado? ¿que será entonces de Ftv, Utilísima satelital, el tano ese con el pañuelo en la cabeza? no, no Ivana, no puedo imaginar un futuro sin cocina gourmet!!! Me rehúso a vivir en un mundo donde la gente no hable de la cocina gourmet.


IVANA:
Escuchame, tanto vos como yo sabíamos que la cocina Gourmet tenia fecha límite, debiste hacerme caso cuando te dije que el tema central del blog tenía que ser bailando por un sueño, mirá ya estamos en el 2030: Francisquito conduce el programa y Moria sigue de jurado luciendo espléndida gracias a su nueva dieta comiendo fetos...Es más, como pudiste intentar siquiera publicar la receta de los niños envueltos a la manera tradicional cuando ya existen los embriones envueltos que no solo son sabrosos sino que te regeneran la piel...Natalia sos una negadora y yo no puedo trabajar más con vos!!!


NAT:
¿Otra vez me amenazas con eso?
Andate, tira todo por la ventana, hace click ahí, si ahí donde dice “cerrar definitivamente el blog para siempre”...Ahora yo no se como vas a soportar los remordimientos cada vez que leas en algún lugar “cocina gourmet”...


IVANA:
Basta, basta, basta, me tenes harrrrrta con la cocina gourmet, ME VOY PARA SIEMPRE!


NAT:
No me abandones, por favor, te recordaré cada vez que vea Bob Esponja y lloraré...


IVANA:
Es fácil entonces no sintonices Cartoon Volver, y no me hables más! Me voy a tomar sol que hoy es un día hermoso, hay solo 95% de humo en el aire...


Y así, sin más, la dupla terminaba para siempre, Bailando por un Sueño educaría a todas las generaciones siguientes, los fetos se convertirían en el nuevo sushi y los psicólogos realizaríamos un suicidio en masa, terminando así con el 80% de la población y convirtiéndose este en un mundo más feliz.

lunes, 21 de abril de 2008

No city, no sex, no life


Ayer al hablar con Nat, decidimos que, por el éxito rotundo generado en nuestro blog, íbamos a agregar un nuevo post. Por mi parte, le comenté mi preocupación de que, por el nombre y las temáticas presentadas en nuestro humilde espacio, nos tilden de chicas frívolas y superficiales (Aclaración: no es así).

Mi blogger partner y futura colega, muy sabiamente me recordó que en realidad esa era la idea (claro!), ya que si queríamos hacer algo así como salvar las ballenas, debíamos comenzar, minimamente, por no llamarnos “no city, no sex” .

Por lo desarrollado anteriormente, he decidido reprimir mis deseos de hablar de temas más trascendentes como la filosofía taoista o la física nuclear. Voy a centrarme entonces, en algo menos interesante tal vez, pero que tiene relación directa con nuestra consigna: no city, no sex y en mi caso, no life.

Así es: mi no-vida consiste en una travesía rutinaria, monótona y poco productiva de sucesos, que transcurren de mi casa a la facu, de la facu al gimnasio, del gimnasio a la ducha y de allí a realizar alguna actividad extra y emocionante como ir al supermercado o leer (y quejarme con Nat y otras amigas de mi cotidianeidad). Así es.

La cuestión es que el lunes me levanté de mal humor: por el hecho de que es lunes y con el plus de que tengo una asignatura que no me interesa, con un profesor bueno, muy bueno, pero que tiene menos onda que un renglón.

Las idas en el cole no son tan malas como las vueltas. Muchas veces me voy con una amiga charlando, o sola leyendo, o escuchando música de un reproductor de mp3 tan grande como un ladrillo (de los huecos). Esta vez para variar, fui apreciando el “paisaje” que tenía un importante grado de contaminación visual con el lema “TN miente, Clarín también, (El Gobierno también!), por lo cual me aburrí y decidí dormitar un rato.

Las vueltas en cambio, suelen ser más molestas, no sólo por “el clásico” de viajar parado, juntitos y a los empujones, sino por tener que escuchar a la fuerza las bandas sonoras proporcionadas por la Terminal, las cuales oscilan entre las 30 mejores canciones de Juan Corazón Ramón y temas tropicales como “Tormenta de Sexo” (no sé si es título de canción), con una poesía tal que causaría la envidia de Borges o Machado.

Al transcurrir la semana me empecé a enfermar, di un parcial no muy bueno con fiebre y terminé en cama los días restantes con anginas virales (se dice así?).

Y aunque quiero (por una cuestión de agotamiento de la temática), no puedo ignorar el hecho que experimentamos los “pampeanos” hace unos días, análogo a los que podemos apreciar en el cine catástrofe yankee. Me refiero específicamente a esas películas poco trascendentes como “Día de la Independencia” (con la diferencia que en vez de marcianos hubo humo, que no nos salvó el presidente de los Estados Unidos y con el agravante de que comenzó Bailando por un Sueño).

La cosa es que el humo me puso de mal humor (verán que tengo buen carácter), terminé atrincherada en mi casa, sola como un hongo (aunque en realidad, los honguitos crecen todos juntitos) y sin salir siquiera a sacar la basura.

Pero no fue todo así tan trágico, vino una de mis hermanas a quién no veo muy seguido, charlamos un rato, vimos una película malísima, nos quejamos muchísimo y nos fuimos a dormir como a las dos. (Por lo menos puedo decir que trasnoché).

En fin, si hasta acá se aburrieron leyendo, yo me aburrí más. Prometo que el post que viene va a estar cargado de emoción y suspenso, ya que lo escribirá Nat en otras condiciones más propicias (yo estoy tomando mate lavado con yuyos y escuchando a los Tucu Tucu).

Saludos.

jueves, 17 de abril de 2008

Origen y Bienvenida

De: Ivana mxxxxxxxx@hxxxxxx.com

Para: Nat nxxxxxxxxxxx@hxxxxxxx.com

Enviado: miércoles, 09 de abril de 2008 08:53:07 p.m.

Asunto: Nada,

Hola Nat, compañera de aventuras.

Me levanté hoy miércoles feliz y contenta (bah!, no tanto así), de ir a la facu, ya que contaba con todo el trabajo pasado, mis dudas definidas y demás para presentar en clase y estudiar feliz de la vida (otra vez, no tanto) la materia para el miércoles, que tenemos parcial.

Tuve que haber sabido que la niebla, los choques y la pelea de Gerardo y Nazarena eran una señal, una señal cósmica para que yo hoy no vaya a la universidad, o por lo menos no en auto. Pero hice oídos sordos, cacé el auto, la busqué a Vane y me fui.

Ruta 7es el camino que elijo por dos razones, o más bien por dos defectos intrínsecos a mi personalidad: uno, porque por alguna razón llegamos más rápido (serán 10min más rápido) y otro, para no pagar dos míseros pesos de peaje (que en realidad son 1.80) de la autopista del Oeste. Error. Hoy a 60km por hora, no muy lejos de Luján (gracias a Dios), con neblina y camión enfrente y todo, comí un posito, y posito digo porque Ruta 7 se jacta la fama de tener los pozos más grandes e increíbles de todas las rutas del país. Por qué?, dos teorías. O es por la misma razón por la cual yo no quiero ir por autopista ($$) o es porque se trata del viejo Camino Real, y es una forma de proteger el Patrimonio Histórico Nacional. No me importa. No fue el pozo más grande que agarré en toda mi experiencia automotriz, pero fue suficiente para que la llanta se reventara y la goma se pinchara (aunque el gomero lo niegue y me diga que la llanta está mal y la goma está bien, cómo es posible eso???) y me quedara varada en la ruta…

La cosa es que hoy no fui a la facu Nat, justo hoy que tengo Rorscharch y me puso de mal humor, me mal predispuso, pero me puse a pensar en lo del blog y la verdad que no tengo demasiadas ideas acerca de una temática para escribir. Tengo clichés:

Onda sex and the city, aunque además de ser desoriginal (no existe la palabra, lo sé) no hay sex ni city.

-Salidas, hombres? Qué?

-Vida diaria ¿?¿?

-Poemas de amor (este es mentira)

-Consultorio Sentimental (este también)

Como verás, en realidad no tengo idea de nada, pero confío en tu ingenio, tu puedes Nat, tu puedes!

Bienvenidos

Cada vez que uno emprende un camino nuevo, las expectativas mutan en esperanza: el abanico de posibilidades se abre alimentando escenarios imaginarios donde lo antes lejano está ahora al alcance de la mano y donde lo posible se extiende al todo...

Bueno, este blog inicia un pequeño nuevo sendero y como no creer firmemente que vamos a ser originales, exitosas, citadas por otros bloggers, leídas por toda la comunidad y referentes. Como no estar convencidas de que nunca pero nunca vamos a caer en ordinarios clichés.

Simple. No lo creemos.

Somos ante todo realistas. Si, realistas y pesimistas con una cuota interesante de autocompasión y masoquismo. No dudamos en afirmar que sería más fácil estar quejándonos de toda la gente que no nos leería y de todo aquello de lo que no nos atreveríamos a escribir que estar publicando esto...

Afortunadamente fuimos agraciadas con el don de la ironía y aquí estamos. Dos chicas transitando sus veintes lejos del ritmo vertiginoso de la ciudad y su vorágine. No hay city y definitivamente no hay sex, pero aun así creemos (recuerden cuando digo creer, es que estamos convencidas de todo lo contrario) que tenemos mucho para ofrecer...

¿Qué cosa?

Pues pasen y vean...

(si, tardamos exactamente un renglón y medio en caer en el cliché).

Chupate un Freud

Chupate un Freud